
rodeada por la energía de la tierra, rebosante de energía de una capital cosmopolita, rodeada por la pura e impoluta energía de la naturaleza, Reikiavik es una ciudad de llamativos contrastes, donde se ven casitas de calamina, acurrucadas junto a futuristas edificios de cristal, donde se encuentran instalaciones de última tecnología a tiro de piedra de escabrodos terrenos volcánicos y donde las influencias de todo tipo se mezclan con la tradición islandesa, creando una cultura sinfular en una simbiosis de lo antiguo y lo nuevo. así lo vieron nuestros viajeros Arturo y María Luisa que tuvieron allí unas jornadas empresariales de película.
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